"Así habitamos una realidad de las apariencias: aparentemente escogemos, aparentemente nos comunicamos, aparentemente estamos a salvo, gracias a un espeso entramado de dispositivos sociales. Pero, inadvertidamente cada día, al cumplir el ritual de sometimiento en el que se ha convertido el trabajo, el sistema educativo, sanitario, la cultura y el ocio, firmamos un contrato silencioso:
Acepto la competitividad como base de nuestro sistema, aunque soy consciente de que este funcionamiento engendra frustración y cólera a la inmensa mayoría de los perdedores. Acepto que me humillen o me exploten a condición de que se me permita humillar o explotar a otro que ocupe un lugar inferior en la pirámide social (...)
Acepto que en nombre de la paz, el primer gasto de los Estados sea el de defensa (…) Acepto que se me presenten noticias negativas y aterradoras del mundo todos los días, para que así pueda apreciar hasta qué punto nuestra situación es normal."
Serra, T. (2012). [Del...